Trucos para lavar la ropa con lejía

Aprende a lavar tu ropa con lejía sin descuidar tus prendas



La lejía es uno de los mejores aliados con el que podemos contar a la hora de quitar esas manchas que se instalan en nuestra ropa y que son tan difíciles. Sin embargo, cuando se trata de lavar ciertas prendas, el uso de la lejía puede no ser la mejor solución. Teniendo en cuenta que esta es una de las tareas del hogar más rutinarias, es importante tener claro cómo lavar la ropa con lejía sin que la calidad de nuestras prendas se deteriore lavado tras lavado.

4 consejos para saber cómo se deben lavar las prendas de ropa con lejía

Si quieres saber algunos consejos para lavar la ropa con lejía paso a paso sigue leyendo y toma nota de todos estros trucos, verás que es mucho más sencillo de lo que pensabas.

1. Atento a las etiquetas

Antes de ponernos en faena, como truco de limpieza que te servirá para lavar cualquier tipo de prenda es revisar de qué material está hecha la prenda. Por eso, el primer paso para lavar la ropa con lejía es revisar la etiqueta. Esto es lo que debes saber sobre el etiquetado y lavado de cada prenda:

  • Te interesará saber que en las etiquetas el triángulo es el símbolo que indica si el uso de la lejía está o no indicado para la prenda que deseamos lavar. Este símbolo es universal, por lo que podrás fiarte de él siempre que lo observes en la etiqueta de tus prendas.
  • Sin embargo, si antes de lavar tu ropa te encuentras en la etiqueta un triángulo blanco con una cruz encima, tienes que deducir que esa prenda no admite el uso de la lejía durante el lavado, ya que el material de fabricación es sensible a este tipo de producto, y podría estropearse si la usas durante el lavado.
  • Si observas en la etiqueta de la prenda un triángulo con rayas diagonales en su interior, esta señal te indicará que está permitido el uso de productos que contengan oxígeno activo como agente blanqueador, pero que, sin embargo, no contengan lejía.
  • El triángulo con una CL en su interior te indica que la prenda admite lejía durante el lavado o, en su defecto, productos con lejía diluida como los blanqueadores que venden en cualquier supermercado.

2. Siempre diluida

Este es uno de los trucos más importantes para lavar una prenda con lejía: a la hora de lavar una prenda con lejía, y aunque contenga el símbolo del triángulo blanco en la etiqueta, es preferible hacerlo con lejía diluida en agua. Además, y al contrario de lo que se suele hacer, es preferible lavar primero la prenda en la lavadora y después, ponerla en remojo en una solución de agua y lejía. Debes tener en cuenta también, que después del remojo en agua con lejía y si no aclaras bien la prenda con agua limpia, es probable que ésta se amarille llegando, incluso, a estropearse y quedando así mucho más débil el tejido.

3. Valora el grado de suciedad

Otro factor a tener muy en cuenta cuando lavamos las prendas blancas con lejía es valorar el grado de suciedad de la ropa. Por ello, lo más aconsejable es quitar primero la suciedad que contenga la prenda, y una vez que esté limpia y desengrasada, tratar de limpiar las manchas con una solución de agua con lejía diluida. Las manchas de vino, café, fruta, chocolate, óxido, sangre o salsas suelen ser difíciles de quitar con detergentes tradicionales, por lo que lo más normal es que, después de lavarlas, precisen de un lavado específico con agua y lejía. Por descontaco, sobra decir que también es importante saber separar la ropa en la lavadora, porque si mezclamos los colores o las prendas nuevas, entonces sí que se puede estropear directamente.

4. Temperatura y concentración

Saber cada programa que tiene la lavadora te ayudará en este punto. Hay que tener en cuenta que la lejía es un producto de limpieza que funciona a una temperatura máxima de 30 grados. Pero al excederse de esta temperatura, la lejía acaba atacando a los tejidos. En cuanto a la concentración, debes saber que es preferible repetir el lavado si fuera necesario porque no se han ido las manchas, antes que aumentar la concentración de lejía durante el lavado de  la prenda a remojo. La lejía diluida tiene un contenido de cloro activo entre 20 g/l y 57 g/l, y la concentrada entre 57 g/l y 110 g/l. Por ello, si la lejía no está correctamente diluida, es probable que acabe amarilleando la ropa blanca.

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