Cómo limpiar las zapatillas de correr

Consejos para limpiar tus zapatillas running después de entrenar

Tus zapatillas de running tienen unas necesidades especiales, y no puedes meterlas en la lavadora sin más después de un entrenamiento en el que han acabado llenas de polvo y barro. Tener limpias las zapatillas te ayudará a prolongar su vida útil, pero si de verdad quieres que tus trucos de limpieza resulten efectivos lo ideal es limpiar las zapatillas de correr a mano, lo que incluye las fases de lavado, prelavado y secado. Además, deberías limpiar las plantillas a parte, ya que tienen otras necesidades.

Cómo limpiar las zapatillas de correr paso a paso

Si necesitas quitar la suciedad acumulada en tus zapatillas de running, es momento de que tomes nota de los pasos que debes seguir para limpiarlas y tenerlas a punto para el siguiente entrenamiento:

1. Quita el barro de las zapatillas

Empezamos quitando el barro, algo que haremos en dos fases. En una primera fase, justo después de entrenar, quitamos el barro superficial a mano -o con un cepillo si nos da cosa hacerlo con las manos-. No utilices agua para no manchar más las zapatillas. Deja que el barro restante, en especial en las suelas, se seque. Tardará unas 6 horas, pero golpeando la zapatilla por la suela contra una pared o saltando con ellas puestas el barro se irá desprendiendo. Puedes repasarlas con un cepillo.

2. Sumerge las zapatillas en agua fría

A continuación pasamos al lavado de las zapatillas. Hay muchas formas de hacerlo, pero lo ideal es quitar los cordones - para poner la lavadora- y las plantillas -las lavamos a mano- y tener un cubo de agua fría y otro de agua templada con detergente neutro. Sumergimos la zapatilla en el cubo de agua fría y cepillamos la suciedad restante con un cepillo de calzado. Según lo sucias que estén tendrás que cambiar el agua del cubo hasta que queden bastante limpias.

3. Frota la suciedad con un cepillo de dientes

Cuando empiecen a mostrar un buen aspecto moja un cepillo de dientes en el cubo de agua templada con detergente y cepilla suavemente la zapatilla. Presta atención a las zonas más delicadas como la malla. Si hay manchas muy difíciles puedes utilizar una esponja de nylon para frotar y acabar con ellas. En ese mismo cubo puedes humedecer un paño de microfibra para pasarlo por dentro. A medida que vayas limpiando la zapatilla, ves pasando un paño humedecido en agua templada para que absorba el detergente.

4. Ponlas a secar al aire libre

Puedes repetir el proceso tantas veces como sea necesario hasta que las zapatillas de running estén limpias. Ya solo nos queda secarlas, para lo que haremos bolas de papel de cocina o periódico (aunque corres el riesgo de que la tinta se pase a la zapatilla) y las introducimos en la puntera, de forma que el papel absorba la humedad. Finalmente las ponemos a secar al aire, en la sombra. Aunque la lógica diga que al sol, junto al radiador o la estufa se secarán antes, el calor puede acabar deformando la zapatilla y comerse el pegamento, así que no parece la mejor opción.

¿Y cómo limpiar las plantillas de las zapatillas de correr?

Las plantillas merecen una explicación a parte, ya que pese a no mancharse absorben el (mal) olor del pie. Si no te quieres gastar un dineral en los caros pero muy efectivos productos antibacterianos puedes meterlas dos días en el congelador -dentro de una bolsa de congelados- o rociar en spray una mezcla de agua, vinagre, bicarbonato y detergente neutro y frotar con un cepillo mojado. La opción más cómoda pero quizá menos efectiva es meterlas en la lavadora.

Errores que debes evitar al limpiar las zapatillas de running

Las plantillas y los cordones son los únicos elementos de la zapatilla que deberías meter en la lavadora. Si metes las zapatillas en la lavadora el pegamento se desgasta, y el calor puede deformarlas. Este último problema desaparece si las ponemos en la parte superior del lavavajillas, pero lo que no cambia es que el pegamento pueda desgastarse.



Otra solución bastante habitual entre los runners son los desengrasantes, que son muy efectivos pero acaban comiéndose la zapatilla y minimizan sus propiedades.

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